(NO continúes si no has leído el capítulo 8)
Durante una hora estuve sentado frente a mi escritorio alternando entre anonadado y enfadado. La muerte de Balan no podía haber sido una coincidencia, le pedí un favor y ahora estaba muerto.
Alguien movía los hilos en la oscuridad y ‘Los pastores’ eran la clave. Rupert sabía sobre ellos y le asesinaron, por su parte Balan también tenía información y ahora estaba muerto. Si intentase buscar información sobre ellos en los archivos públicos no haría otra cosa que poner una diana sobre mi cabeza.“¿Quiénes eran ‘Los pastores? ¿Por qué eran tan importantes? y, sobre todo, ¿para quién eran tan importantes?”, me pregunté. Iba a averiguarlo, así como descubriría a quiénes mataron a Rupert y a Balan y por qué lo habían hecho.
La verdad sobre la muerte de Balan estaba programada, oficialmente, para finales del día en la parte alta de La Torre, enfrente del estrado de Los Señores de Hierro, o lo que fuese eso. Las noticias no tenían casi información sobre cómo había muerto Balan exactamente, únicamente mencionaban su muerte durante una misión en la luna. Necesitaba más información sobre su muerte, pero también necesitaba presentar mis respetos y para ello debía ir a la cima de La Torre. De hecho fue más fácil de lo que había pensado. Tras evaluar mis opciones: Infiltrarme en un jet de carga, falsificar un permiso, cobrarme un favor que nadie me debía, entre otras ideas alocadas, simplemente decidí llamar a La Vanguardia y pedir un permiso para acceder al ‘funeral’ de Balan, dada la conexión que teníamos. Funcionó. Hablé con una educada técnica humana de La Vanguardia, quien me prometió llevar inmediatamente mi requisito de petición a los líderes Zavala, Ikora Rey y Cayde-6. Cogió mi información de contacto mientras me afirmaba que tendría noticias pronto.
Me estaba desvistiendo para irme a la ducha cuando mi terminal encendió la señal que anunciaba la llegada de un mensaje nuevo. Era una autorización digital, firmada personalmente por el mismísimo Cayde-6, que me daba acceso a La Torre durante un día entero. Me aseguré de que el permiso estuviese bien guardado en mi terminal de bolsillo y me dispuse a retomar mi ducha interrumpida. Ya en la ducha caí en la cuenta de toda la información que hacía recolectado mi cerebro durante la última hora. Matar a Rupert era una cosa: abogado de mediana edad, desarmado y que no hubiese representado un problema, ¿pero Balan? Balan era un Guardián entrenado con una experiencia de décadas de años de combate. Tuvo que haber sido un Guardián quien lo asesinase. Eso significaba que ir a La Torre era, probablemente, una de las cosas más peligrosas que podría hacer.
Mi única protección era el anonimato, si el asesino sospechase que yo sabía algo sobre ‘Los pastores’, yo sería el siguiente en ir al agujero. La pistola ilegal que mantuve guardada en secreto no supondría ninguna protección ante una amenaza como esa. Estaba furioso y no se me ocurrió ninguna idea mejor que la de ir a La Torre. Si quieres encontrar a un Guardián, sin duda alguna vas a La Torre.
Saqué mi traje negro del armario, el mismo que había usado por última vez en el funeral de Rupert.
El Maglev me llevó a la estación VTOL más cercana; mientras aproveché para escribir un mensaje a Kara sobre todo lo que conocía hasta el momento sobre el asesinato de Rupert, pero decidí borrarlo. El conocimiento que poseía había matado a Rupert, a Balan, y yo tenía todas las papeletas para ser el siguiente. No me podía permitir ponerla a ella y a David en peligro.
Estaba siendo un día precioso. Mientras cruzaba la terminal para llegar al jet VTOL sentí que era uno de esos días que podías afrontarlos con optimismo y ganas. La luz del sol no parecía tocarme. Al momento de subir al jet empezaron a sonar los motores y aproveché para tomar una foto rápida, desde la ventana, de El Viajero. Por un momento me quedé sorprendido sobre todo lo que estaba sucediendo y me di cuenta de que no me importaba, ya que únicamente quería hallar a las personas responsables y encontrar una forma de hacerles daños.
Desembarcar en La Torre fue algo nuevo y emocionante para mí. Viaja con equipo de cargamento, humanos y técnicos de estructuras. Todos me observaban curiosos, obviamente no eran comunes las visitas de civiles en La Torre. Al mostrar mi pase digital de mi terminal portátil a un guardia humano me llevó hasta el jet, posteriormente tuve que mostrarlo de nuevo para poder bajarme. Al escanear mi pase digital en un lector ocular una cabeza metálica me miraba fijamente mientras me saludaba, “Bienvenido a La Torre, Sr. Hill”. Dicha voz sonaba suave y musical, pero se notaba que no era humana.
Al arribar solo había una forma de bajar ya que debíamos descender escalando a través de unas escalinatas ubicadas en el vientre de la nave y que se extendía hasta La Torre. Podía oír el viento crujir bajo mis pies, únicamente unos centímetros de polímero y aluminio me separaban de una larga y agónica caída. Una vez acabado el descenso llegué a La Torre, la gran fortaleza de esperanza de la humanidad, y el hogar de mi desconocido enemigo.
Tras pedir indicaciones un par de veces decidí dirigirme a la zona central del lugar. A medida que andaba por aquel majestuoso lugar observaba guardianes por todas partes, algunos consultaban entre ellos y con los trabajadores de La Torre, otros hablaban con sus espectros mientras examinaban armas y piezas de armaduras. Tuve que volver a echar un vistazo cuando observé a un grupo de insomnes jugando de forma ruidosa al fútbol. Sus armaduras y armas eran diferentes, la variedad de colores, corte de pelo, su piel, entre otros, era desconcertante a la par que emocionante.
Un altavoz que anunciaba la dirección que buscaba me salvó de tener que volver a preguntar por indicaciones. A través del altavoz se pudo oír el siguiente mensaje: “Atención Guardianes y miembros de La Torre, es el Comandante Zavala. El funeral de Balan Riordan tendrá lugar en diez minutos. Por favor juntaos enfrente de la zona del Estandarte de Hierro. Por petición del propio Balan, Lord Saladino será el encargado de dirigir el acto”.
La multitud comenzó a fluir a rachas, como respuesta al anuncio ofrecido por Zavala, hacia unas escaleras ubicadas a la derecha de mi ubicación actual, por lo que decidí seguir a la multitud. Unos pocos Guardianes se detenían a observarme, pero la gran mayoría decidía ignorarme. Cuando cruzamos la enorme puerta de entrada me tuve que detener, impactado por la increíble vista de la montaña enmarcada por los hermosos árboles rojos que crecían a cada lado de la piscina. La piscina tenía un camino de piedras sobre el que se podía caminar a lo largo de la misma sin mojarse los pies. Todo esto me tenía abstraído de lo que sucedía a mí alrededor.
Justo cuando pensaba que había superado los límites de lo asombrosos, observé el Estandarte de Hierro. Más que un estandarte parecía una medalla de hierro envuelta en llamas. En el medallón se podían apreciar dos lobos enfrentados con un árbol que crecía entre ellos.
El disco descansaba sobre una plataforma elevada donde se hallaban de pie cuatro figuras, de las cuales solo reconocía a tres de ellas: El Comandante Zavala y CAyde-6, a los que conocía de imágenes vistas en las noticias; y a Ikora Rey a la que le precedía su reputación. Sabía que Zavala era un Titán y Cayde-6 pertenecía a los cazadores, mi única duda era por qué Ikora pertenecía a los hechiceros. La cuarta figura, la cual supuse que sería Lord Saladino, llevaba puesto su casco y su armadura era blanca y dorada. Bien podría haber pasado por un monolito, era un hombre que rezumaba competencia y poder. Las cuatro figuras conversaban entre ellos mientras la multitud se iba juntando. Cada uno de ellos hacía algún gesto mientras daban el discurso, o lo hacían al escuchar el discurso de otro, excepto Saladino, su casco ocultaba cualquier expresión facial lo que le hacía parecer una estatua. Su expresión corporal dejaba resulta cualquier duda sobre él: Estoy aquí, piénsatelo dos veces antes de acercarte.
Un silencio sepulcral se cernió sobre nosotros cuando Lord Saladino se dirigió a la multitud, su voz grave nos golpeó como si de una espada se tratase: “Balan Riordan ha encontrado la muerte por segunda vez. Era un veterano con habilidades impecables, un honor incorruptible y una dedicación firme. Tras una extensa batalla contra La Colmena, él y su espectro cayeron en uno de los numerosos abismos de la luna, abierta hace mucho tiempo por Crota. Afortunadamente pudimos encontrar su espectro y ahora podrá descansar aquí con nosotros y con otros Guardianes que murieron antes que él”.
El tono de Saladino había sido medido hasta el momento, pero ahora su voz empezaba a ganar ferocidad. Era una mezcla entre orgullo, rabia y pena que iba transformándose en algo más: “Murió por segunda vez, pero antes se había convertido a sí mismo en una llama gracias a su Martillo Solar. – Lord Saladino alzó su mano derecha – ¡Los restos de su luz arderán como llamas en miles de miembros de La Colmena asesinados!”. Su puño bajó al pronunciar “La Colmena” mientras un jolgorio impresionante llegó desde la multitud. Mi mandíbula y mi garganta se endurecieron, por primera vez en mucho tiempo volvía a sentir lágrimas en mis ojos.
La mano de Saladino volvió a alzarse, esta vez fue para señalar a alguien de la multitud: “Giovanni y Kvioth tuvieron el honor de ser parte de la escuadra de Balan en su misión final. Estuvieron cerca de ser destrozados, pero tuvieron la posibilidad de escapar gracias a la ferocidad de nuestro compañero caído. Todos los aquí presentes conocemos a Kvioth, a la que apodamos ‘La Espada’, y ¡si ella dice que la furia de Balan tenía aterrorizado a sus enemigos, es porque verdaderamente se estaban enfrentando a su propia muerte!”.
Un nuevo jolgorio se alzó desde las masas, mientras yo aproveché para echar un vistazo a la zona donde apuntaba el Señor de Hierro y allí se encontraban dos cazadores, un hombre y una mujer. Parecían asentir ante las palabras de Saladino mientras observaban a la gente cuchichear a su alrededor. El hombre tenía una mirada sencilla y una cara extraordinaria con un color marrón oscuro, así como un pelo desordenado. Si no fuese por la capa, su armadura y sus armas, podrías cruzarte con él por la calle y ni siquiera notar su presencia. La mujer, por el contrario, parecía estar golpeada en numerosas partes. Su pelo rojizo cubría casi todo su rostro y contrastaba con su piel pálida, pero eran sus ojos los que parecían penetrarte el alma cuando te miraban. Cuando sus ojos se fijaron en mí, me sentí como un ratón siendo observado por un búho.
Nos miramos el uno al otro mientras Saladino hablaba, razón por la cual no volví a oír ninguna de sus palabras, debido a que dediqué toda mi concentración en el cruce de miradas. Se giró hacia mí cuando la multitud comenzó un nuevo vitoreo. Mi corazón latía muy fuerte, tanto que no caí en la cuenta de que el funeral ya había acabado. Cuando me disponía a dirigirme a la salida junto a la multitud escuché mi nombre y me giré.
“Señor Hill, gracias por haber subido al acto”, se presentó el máximo representante de los cazadores en la Vanguardia. Cayde era alto, tan alto como te lo podías imaginar cuando lo veías en las imágenes. “Gracias por haber firmado mi permiso para pasar un día en La Torre. Aprecio la oportunidad”, respondí al saludo.
“Recibimos numerosas peticiones todos los días, la mayoría son idiotas que tienen algún tipo de obsesión con los Guardianes o anhelan poseer su poder, pero es una alegría poder recibir a alguien que tuvo una conexión cercana con Balan, no son muchos los guardianes que tienen amigos en la ciudad”, me comentó Cayde, a lo que respondí con algo de duda, “no creo que se nos pudiese llamar amigos”.
“Creo que en eso se equivoca señor Hill, Balan le mencionó en un par de ocasiones mientras hablaba conmigo”, confesó el reputado cazador, pero yo seguía confuso: “Lo tendré en cuenta señor Cayde”. “Llámame simplemente Cayde, me alegra haber sido de ayuda en el tema de su pase. Le mandaré mi número de contacto personal y siéntase en el placer de contactar conmigo si necesita cualquier cosa”, dejó caer el reputado miembro de la Vanguardia.
Quería fiarme de Cayde, pero no sabía si debía fiarme de ningún Guardián en estos momentos. No volví a ver a Kvioth mientras hacía mi camino de regreso al VTOL, pero volvía a tener esa sensación, la misma sensación que tuve cuando hice el mismo camino que Rupert el día de su muerte, me sentía como quien camina tras los pasos de un hombre muerto.
Bien, muy bien, sigue el suspense de la Historia. A esperar el siguiente capítulo.
Esperando el siguiente
FUCK!!! The Bassjackers sacarón una canción de Destiny! Por favor quien lea ésto que busque: The Bassjackers-Destiny Por cierto: The Bassjackers es un dúo de música electrónica; no es su mejor canción, pero vean el video.
Que buena que esta.Ya quiero que salga el otro capitulo:D