Continuamos con la quinta y de momento última parte de la historia de los cabal. Han pasado bastantes días desde nuestro último artículo de lore y lo sentimos, necesitábamos tiempo para poner en orden nuestros pensamientos. Para leer las anteriores, podéis encontrarlas en la sección Lore junto a las últimas noticias.
Los cabal llegaron al Sistema Solar durante la Era de la Ciudad, interesados en la Luz y el Viajero, buscando una forma de hacerse con su poder. Ghaul encontraba a los guardianes débiles, desobedientes y cobardes, escondidos tras murallas, seres que habían olvidado el miedo a la muerte. Pensaba que estos no merecían el poder que el Viajero les había dado, que el verdadero merecedor de este no era otro que él, quien se consideraba contrario a todas las características que menospreciaba de los guardianes.
El primer encuentro entre cabal y guardianes ocurrió en Marte, cuando estos últimos encontraron a los Devoradores de Arena, una de las facciones del imperio cabal. Desde entonces, los enfrentamientos entre ambos en Marte y el resto del sistema fueron recurrentes.
Los guardianes se convirtieron en un gran problema para los cabal, pues la inmortalidad que aparentaban causaba que sus números redujeran mientras que los guardianes los mantenían. Por lo mismo buscaron alguna forma de revertir la situación, hasta que análisis de los Desolladores Psiónicos sugirieron que la Colmena había desarrollado una capacidad no convencional para contrarrestar a los Espectros, aquellos pequeños seres que revivían a los guardianes cuando estos morían.
Fue entonces cuando los cabal recibieron la orden de abordar el Acorazado de Oryx, con el objetivo de encontrar una forma de enfrentarse a los guardianes de forma efectiva. En la misión perdieron a grandes hombres, a manos de la Colmena y de los guardianes, pero finalmente encontraron lo que buscaban.
Cierto día, los terrícolas de la Última Ciudad en la Tierra detectaron que algo había saboteando sus sistemas de defensa, que su radio fallaba, que todos los sensores fuera de las murallas se habían apagado y que sus satélites habían desaparecido. Ghaul y la Legión Roja finalmente habían decidido atacar a sus enemigos. Numerosos buques de guerra cabal bombardearon la Torre, en medio del ataque secuestraron al Orador, para luego continuar atacando la Ciudad. Muchos murieron, otros se pusieron a salvo en las zonas de evacuación, mientras los guardianes se reagrupaban para combatir la amenaza.
Los guardianes decidieron acabar con el buque insignia de Ghaul, pero debido al fuerte escudo que lo protegía, infiltraron a bordo a su mejor guardián. Durante el combate que brindó en la nave logró acabar con importantes legionarios de Ghaul a su paso, tales como Pashk la Voluntad Abrasadora, Brann la Hoja Invicta y Kreth el Fuego Celeste, para finalmente lograr destruir el generador del escudo de la nave, lo que permitiría a los demás el atacarla. Pero justo cuando iba a marcharse de la nave, el guardián fue repelido por Ghaul en persona.
Los cabal habían tomado control del Viajero con un enorme mecanismo y logrado suprimir el poder de la Luz en todos los guardianes, quienes se vieron debilitados al punto de no poder oponer resistencia alguna y perder todos los poderes que los caracterizaban. Muchos fueron ejecutados cruelmente, mientras otros lograron ponerse a salvo y escapar de la Ciudad. Entre ellos el gran héroe de esta, quien había sido arrojado de la nave por Ghaul pero había logrado sobrevivir a la caída.
Una vez habían tomado total control de la Ciudad, el Cónsul ansiaba completar la jaula de energía que cubría al viajero con el fin de extraer su Luz por la fuerza. Pero Ghaul pensaba distinto, él quería ser reconocido de forma voluntaria por el Viajero, haciéndole ver a este que él y su imperio eran los verdaderos merecedores de la Luz. Tomarla por la fuerza le era igual a admitir su fracaso.
Los guardianes y habitantes de la ciudad que sobrevivieron al ataque huyeron en distintas direcciones. Algunos se reagruparon en una villa ubicada lejos de allí, en la llamada Zona Muerta Europea, nombre que recibía debido a un gran fragmento roto el Viajero en la zona, el cual atraía todo tipo de seres, principalmente caídos, volviendo el lugar uno muy peligroso. Y fue allí donde el héroe de la Ciudad dio a conocer que había recuperado su Luz utilizando dicho fragmento, devolviendo así la esperanza a todos.
Mientras tanto, el Comandante de la Vanguardia Zabala se había dirigido a la luna de Saturno conocida como Titán, concretamente a la Arcología del Nuevo Pacífico, con el objetivo de crear una resistencia contra los cabal. Fue en dicho lugar en donde lograron descifrar una transmisión encriptada de la Legión Roja que habían interceptado, por la cual se enteraron que la gran nave conocida como Omnipotente se había posicionado cerca del Sol para poner en jaque a los guardianes.
Esta nave se vinculaba a la resonancia armónica de los tubos de flujo magnéticos de las estrellas, lo que en palabras sencillas, le permitía destruirlas. Con ella Ghaul ya había acabado con muchos mundos, destruyendo las estrellas de sus sistemas planetarios y con ello la vida de sus enemigos. Cuando los cabal abandonaban un mundo, ganaran o perdieran, destruían todo en él.
Cayde por su lado se había dirigido a un planetoide centauro llamado Nessus ubicado en los confines del Sistema Solar, para lograr conseguir un teletransportador Vex con el cual pudiese acercarse a Ghaul y así acabar con él. Mientras que Ikora se encontraba en Io, una luna de Júpiter, con el fin de encontrar respuestas dado que este había sido el último lugar que el Viajero había terraformado. Fue allí donde descubrieron, tras escanear al Omnipotente mediante el Estratega, que antes de destruirlo era necesario desactivar su sistema de armas, ubicado en su núcleo, o de lo contrario el Sol explotaría junto a la nave.
Los tres líderes de la Vanguardia se reunieron en la villa ubicada en la Tierra con el fin de planear su contraataque. Para infiltrarse en el Omnipotente, el héroe de la Ciudad tendría antes que acabar con Tumos el Inquebrantable, uno de los sanguinarios (élite de Ghaul), con el fin de obtener la clave de acceso con la cual conducir su nave hasta el Omnipotente. Una vez allí y luego de desactivar el sistema, la poderosa nave de Ghaul fue destruida, impidiendo así su explosión y permitiéndole a la resistencia en la Tierra atacar a la Legión Roja en la Ciudad sin la amenaza que el Sol representaba.
Mientras en la Ciudad, el Consul decidió hacer frente a Ghaul, reclamándole el no haberse hecho aún con la Luz del Viajero y culpándolo por la destrucción del Omnipotente y posible fracaso de la Legión, para luego acabar con el Orador en presencia de Ghaul, al cual este mantenía prisionero con el fin de encontrar las respuestas que buscaba sobre el Viajero. Frente a su insurrección, el líder de los Cabal tomó por el cuello a la persona que le había ayudado desde pequeño hasta acabar con su vida. Pero también decidió hacerle caso a sus últimas palabras y tomar la Luz del Viajero por la fuerza.
Mientras el grupo de la resistencia, entre los que se encontraban los guardianes Zabala, Ikora, Cayde, Shaxx así como la humana Hawthorne, se adentraron en la Ciudad con el objetivo de colocar el teletransportador lo suficientemente cerca como para acercarse al Viajero y a Ghaul. Aunque en cierto punto el grupo fue dividido por una de las muchas barreras instaladas por los cabal, los líderes de la Vanguardia siguieron adelante, logrando acercarse y resistir a duras penas mientras colocaban el teletransportador, resultando muy heridos en el proceso. Fue entonces cuando el guardián llegó, encomendándose a este para entrar en el portal y acabar con Ghaul.
Es sobre el buque insignia de Ghaul en donde se daría el combate final, este había logrado extraer la Luz y absorberla en su propio cuerpo con los mismos principios que los dioses de la Colmena usaban la Oscuridad en otros, tecnología que descubrió tras ordenar a la Legión investigar Io por la actividad de los Poseídos que allí existía. Ahora con los poderes de la Luz de su lado, se daría una feroz batalla entre Ghaul y el guardián.
Tras un duro combate, Ghaul finalmente cayó, sin embargo la Luz de su interior surgiría de su cuerpo creando una enorme manifestación de su poder, tan grande que todos podían ver, alardeando ser inmortal y culpando al Viajero del fracaso de la humanidad. Fue entonces cuando la jaula que retenía al Viajero comenzó a romperse, hasta liberarse del todo y acabar de un sólo golpe con Ghaul.
Con esto, los guardianes recuperaron su Luz y la Legión Roja fue finalmente derrotada, pudiendo recuperar la Última Ciudad y dedicarse así a su reconstrucción. Pero lo que es más importante, las personas comprobaron algo que preocupaba a muchos, haciéndoles dudar a lo largo de los siglos, corroboraron que el Viajero realmente seguía vivo.
La luz vive en todas partes, en todas las cosas. Puedes bloquearle o atraparla. Pero siempre encontrara el camino
Sin embargo este no sería el final de la aparente amenaza Cabal, pues la gran nave conocida como el Leviatán se había ubicado muy cerca de Nessus, en los bordes del Sistema Solar. Pero lejos de atacar a la humanidad, el Emperador Calus pretendía poner a prueba a los Guardianes, quienes se habían ganado el derecho a entrar en sus aposentos al haber eliminado a su mayor enemigo, Ghaul.
En realidad, Calus pretendía volver a la mayor cantidad posible de guardianes a su lado, formando con ellos un nuevo ejército, el cual ya había perdido parte de su poder con la muerte de sus Sombras en los enfrentamientos que tuvo con la Legión Roja anteriormente.
La invitación fue aceptada y escuadras de guardianes llegaban a su nave una tras otra, con el motivo de descubrir cuáles eran las verdaderas intenciones de Calus o hacerse con los tesoros que allí prometían. Una vez en el Leviatán, estos afrontaban una serie de desafíos y pruebas para demostrar su valía, para finalmente enfrentarse a Calus en un combate a muerte.
Tras derrotarlo, quedaría en evidencia que no se trataba del Emperador real, sino de uno de los muchísimos androides creados a su imagen. Pero el combate no sería en vano, pues tesoros y recompensas eran ofrecidas a los guardianes capaces de sortear todos sus desafíos, y así de paso Calus intentaba ganar la confianza y apoyo de estos.
El Emperador cabal realmente admiraba a los guardianes pero no por su éxito continuo, el cual atribuía a la Luz más que a ellos mismos, sino por como se negaban a arrodillarse, como morían sin pensarlo por tesoros, honor o proteger algo con tan poco valor para él como la civilización humana, la cual había llegado a acabar con otras civilizaciones más antiguas o nobles que ella a pesar de no tener casi nada, pero que aún así se aferraban a seguir existiendo. Calus quería premiarles, tal como lo ha hecho con distintas razas antes, permitiéndoles estar a su lado para cuando el profundo infinito acabase con todo lo conocido en el universo.
Calus ve en las distintas clases de guardianes características que admiraba de Ghaul y que piensa serían de utilidad para él. En los Hechiceros ve el potencial para convertirse en su mano derecha al tener estos una mente disciplinada y buen temperamento, capaces de complementar la pasión y fuerza del Emperador, apoyando en ellos sus decisiones más importantes. En los Cazadores ve la astucia, que les permitía una dedicación absoluta e inquebrantable a sus objetivos, llegando a engañar al punto de no percibirse. Y en los Titanes ve la fuerza, capaz de no haber oponentes muy grandes o poderosos para ellos, pues la determinación les es todo, pudiendo ver la mejor forma de luchar través de cualquier oponente.
Esta relación entre Calus y los guardianes se mantendría durante un tiempo, llegando al punto de que Guardianes colaborarían con el Emperador cabal, al punto de ofrecerse y adentrarse en el interior de su gigantesca nave para acabar con un enorme Vex que amenazaba su motor. Aunque de momento la relación entre guardianes y Calus es meramente de interés, Calus no pierde la oportunidad en hablar a favor suyo, recordándoles el que existe un poder mucho más grande que la Luz, y que puede ser de ellos si es que escogen el bando adecuado.
Por ahora, sólo podemos estar pendientes de cómo terminará esta historia. Y por supuesto guardián, que la Luz te acompañe.
Grande ,muchas gracias
Buen trabajo Gia! Gracias